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A falta de playa o asfalto… cinta de correr, por Leonor Gallardo, Enrique Colino y Jorge García Unanue, en The Conversation

22/04/2020
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A falta de playa o asfalto… cinta de correr, por Leonor Gallardo, Enrique Colino y Jorge García Unanue, en The Conversation

22/04/2020

Leonor Gallardo Guerrero, Universidad de Castilla-La Mancha; Enrique Colino, Universidad de Castilla-La Mancha y Jorge García Unanue, Universidad de Castilla-La Mancha

¿Cuánto daríamos ahora mismo por sentir la sensación de pisar la arena de la playa? ¿Por notar de nuevo la brisa en el rostro mientras hacemos ejercicio al aire libre? El coronavirus y el confinamiento –tan necesario para atajar los contagios– nos han dejado más de un mes encerrados en nuestros hogares. A estas alturas, seguramente no haya nadie que no eche de menos poder practicar ejercicio en el exterior, desde los asiduos al paseo matutino hasta los que trotan haciendo series por las tardes hasta la extenuación.

Sin duda, uno de los colectivos que más estarán acusando el encierro son los runners, esos miles y miles de personas que disfrutan saliendo a correr cada día y que, hasta hace poco, llenaban las inscripciones de cientos de pruebas y competiciones cada fin de semana. Desde hace más de un mes, su principal alternativa para continuar con esta afición es la cinta de correr. Les gusten o no, estas máquinas se han convertido en su aliado ideal.

Los tapices rodantes se parecen más al césped que al asfalto

Las cintas de correr o tapices rodantes son utilizadas por millones de personas a diario. De hecho se pueden considerar uno de los equipamientos deportivos más populares en todo el mundo. No sólo se utilizan en miles de centros deportivos y gimnasios, sino también en hogares, centros de investigación, hospitales o clínicas de diagnóstico y rehabilitación, entre otros.

La idea que subyace cuando se usa un tapiz rodante es que caminar o correr sobre él es equivalente a caminar o correr sobre suelo firme. Pero ¿es cierto esto? ¿Es lo mismo correr sobre estas superficies que hacerlo por el asfalto, la arena de la playa o por otras superficies firmes de exterior?

Estudios recientes muestran que, en general, el comportamiento mecánico de estas superficies es muy distinto al de otras superficies firmes típicamente utilizadas en carrera como son el tartán o el asfalto. Por ejemplo, la capacidad de absorción de impactos de algunas cintas puede superar el 70%, un valor muy elevado en comparación con el 35-40% típico de las pistas de atletismo o el 0% del asfalto.

En términos un prácticos, las propiedades mecánicas de las cintas de correr se asemejan mucho más a las del césped artificial o a las de la arena húmeda y compacta de la playa que a las de otras superficies típicas de carrera.

Estudios previos demuestran que actividades como la carrera o la marcha pueden verse alteradas cuando se practican sobre superficies distintas, con diferencias importantes en cuanto a sus propiedades mecánicas y su naturaleza. Por eso, intuitivamente, somos muchos los que, cuando ponemos el primer pie sobre la arena de la playa, nos deshacemos del calzado.

Algunas consideraciones sobre la carrera

Por su naturaleza cíclica y su interacción con el entorno, correr es una acción que consiste básicamente en una serie de impactos contra el suelo. Dichos impactos suponen una amenaza para la integridad física de las personas, especialmente para sus extremidades inferiores, que son las que deben amortiguar y disipar en mayor medida las fuerzas que actúan sobre el individuo.

Por lo tanto, atenuar esas fuerzas que surgen durante el contacto con la superficie y mantenerlas por debajo de un umbral razonable resulta de vital importancia para la seguridad del atleta. Este trabajo no lo lleva a cabo exclusivamente el propio individuo, sino que también depende del calzado y de la superficie.

Anna Om / Shutterstock

Asfalto versus arena de playa

En superficies muy duras e indeformables, como el asfalto, el trabajo de amortiguación aportado por el suelo es prácticamente nulo. Ahí, es el atleta el que debe asumir la totalidad de ese trabajo mediante la acción coordinada de su sistema músculo-esquelético. En esta situación, el calzado deportivo desempeña un papel especialmente relevante, puesto que los materiales blandos y elásticos con los que están hechas sus suelas son capaces de asumir una parte importante de ese trabajo y asistir al atleta durante la fase de apoyo.

Por el contrario, superficies blandas y deformables, como la arena de la playa, son capaces de reducir por sí solas un porcentaje muy alto de las fuerzas gracias a su capacidad de deformarse y absorber parte de la energía que posee el cuerpo. En esta situación, el calzado se convierte en un elemento prescindible puesto que, si bien puede aportar cierto trabajo de estabilización en la pisada, su componente de amortiguación pierde importancia.

Lesiones segun la superficie donde corremos

En general, hay unanimidad en que correr sobre superficies duras está asociado con una mayor prevalencia de lesiones o dolores articulares, ya que las fuerzas de impacto generadas durante el apoyo son transmitidas verticalmente y soportadas en parte por las articulaciones. Por el contrario, correr sobre superficies excesivamente blandas o deformables también puede suponer un aumento en el riesgo de sufrir lesiones, más relacionadas estas con sobrecargas musculares y sobreesfuerzos de los tejidos blandos que con problemas articulares.

La duda es, ¿qué pasa con las cintas de correr? Debido a la falta de regulación y de conocimiento que existe sobre las superficies de las cintas de correr, continúa habiendo muchas dudas sobre su comportamiento mecánico y el efecto que tienen estas máquinas sobre la seguridad y el rendimiento de los usuarios.

No obstante, en general, cuando se comparan con otras superficies típicas de carrera, las superficies de las cintas de correr parecen tener un comportamiento más deformable y una mayor capacidad de absorción de impactos. Eso implica que pueden reducir el riesgo de sufrir ciertas lesiones, aunque también puede tener otras consecuencias como una alteración del coste metabólico que supone realizar un determinado ejercicio de carrera en función de la superficie de la cinta.

No cabe duda de que avanzar en la investigación y en la regulación de las propiedades mecánicas de los tapices rodantes es fundamental para garantizar la salud y el rendimiento de todos sus usuarios.The Conversation

Leonor Gallardo Guerrero, Catedrática en Gestión Deportiva de la UCLM, Universidad de Castilla-La Mancha; Enrique Colino, Personal investigador en formación, Universidad de Castilla-La Mancha y Jorge García Unanue, Profesor e investigador, Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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