Juan Luis Manfredi, Universidad de Castilla-La Mancha
Largas colas por la mañana. Votar en día laborable, pero sin colegios. Una participación memorable en las elecciones a la Asamblea de Madrid, por encima del 80,73%, 16,46 puntos más que en 2019. Y muchos cambios en el tablero, los partidos y los liderazgos. Además de la retirada del líder de Podemos, Pablo Iglesias, tras la victoria incontestable de Isabel Díaz Ayuso, la noche madrileña puede ser la primera gran convocatoria del ciclo electoral que viene. Habrá anticipadas en Andalucía, puede haber repetición en Cataluña y, con toda seguridad, veremos elecciones generales, quizás, a mediados de 2022.
El PP reina en la noche electoral
El Partido Popular reina en la noche electoral madrileña, que encumbra el hiperliderazgo de Isabel Díaz Ayuso. El plebiscito de la presidenta ha sido un éxito en la esfera autonómica, donde ha conseguido atraer un voto transversal. Gana en distritos y poblaciones tradicionalmente cercanas al PSOE, porque su mensaje ha calado: abierto o cerrado. La pandemia moldea la mente de las más de 600 000 familias que trabajan en la hostelería y los comercios. Se preocupan menos por el último índice de incidencia de covid-19 que por sus empleos.
El segundo impacto plebiscitario es el relanzamiento de la marca PP como partido de gobierno, alternativa sólida al PSOE de Pedro Sánchez. Con estos resultados y este planteamiento de campaña, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, reconfigura su liderazgo, muy tocado tras el fracaso en las autonómicas de Cataluña.
El PSOE se asoma al abismo
El partido de Pedro Sánchez no pudo evitar el sorpasso de Más Madrid. La Federación Socialista Madrileña (FSM) vive en transición permanente. Desde hace 26 años. Por eso, esta derrota ya estaba descontada a la espera del cambio de guardia. Esta vez no tocaba y ya allanan el camino para la sucesión mediante una salida airosa para su candidato, el catedrático de Metafísica Ángel Gabilondo, quizás en calidad de Defensor del Pueblo. La renovación tendrá nombre de mujer para poder competir con Isabel Díaz Ayuso y Mónica García o la propia Rocío Monasterio. Será pronto, aunque tras más de dos décadas de mandato popular, urge antes pensar un proyecto propio sobre los ejes de la educación y la sanidad públicas.
Más Madrid es la gran sorpresa
La campaña ha ido de menos a más con la anestesióloga Mónica García con un crecimiento real en escaños y votos bien distribuidos por la Comunidad. Se consolida una izquierda moderna con un discurso asentado en la igualdad, la justicia social o el cambio climático, en línea con los partidos verdes europeos. Tiene margen de crecimiento a escala nacional, aunque está por ver si este mensaje postindustrial cala en otros territorios. Sin duda, será la líder efectiva de la oposición al rodillo de Díaz Ayuso.
Vox consolida su posición como torre en el tablero ideológico
Ante su electorado, presenta baja movilidad y posiciones muy delimitadas, con mensajes fuerza en torno a la educación o la inmigración. El partido sirve más como apoyo para la formación estratégica de bloques que para la definición y ejecución de políticas públicas. Si aprende la lección de Unidas Podemos, no se sobreexpondrá en el gobierno para apalancar su discurso de guerra cultural. Tiene poco margen de crecimiento, pero su 9% es oro molido en la disputa actual.
Pablo Iglesias abandona la política
Los primeros sondeos dejaban a Podemos fuera de la Asamblea, por lo que la jugada personalísima de Pablo Iglesias resultó mejor de lo esperado. Sin embargo, una de las sorpresas de la noche electoral fue el anuncio del propio Iglesias, que hace tan solo unas semanas era vicepresidente del Gobierno de España, de que abandona la política activa al considerar que su figura ya no suma: «No quiero ser un tapón para los futuros liderazgos». A la manera del trumpismo, el discurso de Iglesias responde mejor a las bases de un movimiento social que a una estructura orgánica.
Y gracias a Ciudadanos por los servicios prestados
En la coyuntura de polarización, el lenguaje moderado y la sobriedad del abogado del estado y diputado Edmundo Bal están fuera de su tiempo. El partido ha tocado fondo y no parece que pueda remontar. Desnortado desde las elecciones generales de abril de 2019, no encuentra sitio, ni proyecto ni líderes. Y se cumple el principio básico del comportamiento electoral: el votante huye en desbandada de los partidos en declive. Su continuidad nacional está en el aire si en Andalucía es fagocitado de nuevo.
En suma, el resultado madrileño nos anticipa un verano movido en el que la disputa por la emergencia sanitaria, la llegada de los fondos europeos y el previsible repunte económico alterará el curso de la política nacional. ¡No habrá descanso!
Juan Luis Manfredi, Profesor titular de Periodismo y Estudios Internacionales, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.