Pablo Gómez Iniesta, Universidad de Castilla-La Mancha
Tensión e inestabilidad son algunos de los sustantivos recurrentes para definir la situación de la política italiana desde hace algunos años. Si bien el gobierno de Mario Draghi parece haber calmado las aguas a escala nacional, municipios y regiones dibujan un panorama de coaliciones cuya comprensión no resulta nada sencilla.
Tras el último voto local de 2016, algunas de las ciudades más importantes se han sometido a las urnas, todavía en contexto pandémico. Para evitar aglomeraciones y permitir a los votantes acudir con seguridad en los casi 1 200 municipios convocados, los comicios se han celebrado en dos jornadas: 3 y 4 de octubre.
La entrada a los colegios electorales no requería el certificado Covid o Green Pass, cuya obligatoriedad para trabajar y acceder a interiores (a partir del 15 de octubre) ha copado la polémica y el debate sociopolítico durante las últimas semanas. En cualquier caso, y a pesar de las maniobras para estimular el voto, la abstención ha sido la nota dominante. La participación ha caído del 61,58 % de 2016 (una jornada) al 54,69 % de 2021 en dos días.
Como peculiaridad en estas elecciones a los comunali (municipios), se permite el voto disyuntivo en las localidades de más de quince mil habitantes. Esto es, el voto es de carácter personal: se puede votar a un candidato y no necesariamente la lista en la que ese candidato aparece registrado.
Cuando el ciudadano elige al sindaco (alcalde), tiene la posibilidad de elegir miembros del consiglio comunale (ayuntamiento de la ciudad) que estén incluidos en otra lista de su preferencia. La ley electoral aprobada en 1993 contempla esta opción, así como el recurso del ballotaggio o segunda vuelta. Cuando ninguno de los candidatos alcance la mayoría del 50 % más uno del total de votos válidos, los dos candidatos más votados acudirán al segundo turno que se celebrará quince días después. En concreto, los días 17 y 18 de octubre.
Milán, Nápoles y Bolonia: la izquierda triunfa con solvencia
En Milán, tierra del sempiterno Silvio Berlusconi, el centroizquierda ha logrado la mayoría evitando la segunda vuelta. La capital económica ha visto cómo el candidato Giuseppe Sala mantiene la silla que había obtenido cinco años atrás, frente a la derecha del candidato Luca Bernardo que pierde el terreno ganado en las europeas de 2019.
La sureña Nápoles también ha resultado escenario de éxito para la izquierda con el triunfo del candidato de coalición entre Partido Democrático (PD) y Movimiento Cinco Estrellas (M5E). Gaetano Manfredi, anterior rector de la universidad de la ciudad partenopea y ministro de Universidades, se ha impuesto por amplio margen al candidato Catello Maresca, del centroderecha.
Bolonia continúa siendo el tradicional bastión de la izquierda en el país transalpino. Matteo Lepore toma el relevo del anterior alcalde bajo el mismo signo, Virginio Merola, y se lleva la mayoría ante la coalición de la derecha que tenía en Fabio Battistini su gran esperanza.
Roma y Turín: el ballotaggio decidirá la deriva de las coaliciones
Roma, la ciudad eterna, también lo es en su ingobernabilidad. La capital se ha convertido en un quebradero de cabeza para todas las formaciones que ven en su administración y gestión política un complicado reto. La derecha, con Enrico Michetti, supera ligeramente al candidato de izquierda del PD, Roberto Gualtieri, pero todo se decidirá en el segundo turno. Mientras tanto, la alcaldesa del M5E, Virginia Raggi, ha visto cómo las urnas expresaban el malestar y el descontento ciudadano con su gestión. Pasa a ser la tercera fuerza, un duro revés que hace tambalear los cimientos del gran movimiento transversal fundado por Beppe Grillo en 2009.
Por otro lado, Turín ofrece la otra gran duda tras la primera vuelta. A pesar de la ligera ventaja del centroizquierda sobre el centroderecha, Lo Russo deberá acudir al balotaggio para confirmar su victoria ante el conocido empresario Paolo Damilano.
La derecha mantiene Calabria y Letta triunfa en Siena
Otra de las particularidades de la jornada electoral ha sido la inclusión de las elecciones regionales en Calabria. Hace justo un año, el fallecimiento de la presidenta Jole Santelli dejaba vacío el mandato regional que ha vuelto a recaer en la coalición de centroderecha. En este caso, Roberto Occhiuto ha superado con solvencia las candidaturas de Amalia Cecilia Bruni (centroizquierda) y del alcalde napolitano Luigi de Magistris (izquierda).
Por otro lado, Siena también ha sido escenario de otro tipo de elección. En este caso, la de un diputado tras la dimisión del exministro de Economía, Pier Carlo Padoan, tras su nombramiento como miembro del consejo de administración del banco Unicredit en noviembre de 2020. El que fuera primer ministro, Enrico Letta, ha relanzado su figura política al hacerse con el acta de diputado tras su vuelta al PD en marzo de 2021.
¿Un estancamiento de la derecha?
Todavía es pronto para sacar algunas conclusiones respecto a la deriva que pueden tomar las coaliciones y más a quince días vista del balotaggio. Sin embargo, todo parece conducir a un estancamiento de la derecha que hace unos días apuntaba a la mayoría en el caso de celebrarse elecciones generales.
El máximo dirigente de la Lega, Matteo Salvini, vivió días convulsos durante la semana pasada. Primero por la escenificación de sus diferencias con Giorgia Meloni, figura principal de Hermanos de Italia y pilar fundamental de su coalición. Y, en segundo lugar, con la acusación de tráfico de drogas vertida sobre el que fuera su gurú comunicativo, Luca Morisi.
El encargado del marketing digital de la Lega se convirtió en una figura crucial para Salvini y es considerado uno de los arquitectos de “La Bestia”, el sobrenombre que recibe la exitosa estrategia política desarrollada por el partido. Una apuesta por la fórmula TRT (televisión, redes sociales y territorio) y en cuya estructura el papel de Morisi ha sido determinante para convertir a Salvini y la Lega referentes en las plataformas sociales.
Quedará por ver, dentro de quince días, si la derecha es capaz o no de sostener finalmente la capital y, de esta forma, anticipar algunos movimientos en las coaliciones de cara a las elecciones generales cuya fecha de celebración apunta al primer semestre de 2023.
Pablo Gómez Iniesta, Investigador predoctoral, Facultad de Comunicación, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.