Pavel Sidorenko Bautista, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja ; José María Herranz de la Casa, Universidad de Castilla-La Mancha y María Abellán Hernández, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Los NPC (siglas de Non-Playable Characters o Personajes No Jugables) no son usuarios humanos. Se trata de bots, personajes virtuales controlados por la programación en un videojuego o el metaverso.
Inicialmente, eran simples y con comportamientos predecibles. En el mejor de los casos, colaboraban activamente a un desarrollo narrativo prefijado y más o menos lineal que hacía a los jugadores avanzar en el juego.
Con el avance tecnológico, esto ha cambiado. Los NPC son más complejos y determinantes para la experiencia de usuario, con rutinas y árboles de decisión más elaborados. La IA generativa está revolucionando esta interacción, permitiendo que los bots aprendan, se adapten e incluso generen contenido de forma autónoma.
Plataformas como AI Dungeon y la propuesta de Neo-NPC de Nvidia, que veremos más adelante, son ejemplos de esta transformación. En ellas, estos personajes pueden entablar conversaciones naturales, recordar interacciones y expresar emociones.
Existe toda una línea de investigación sobre computación afectiva y cómo lograr que las máquinas respondan emulando sentimientos humanos.
La evolución de la interacción
La relación entre usuarios y personajes no jugables ha sido un pilar fundamental en la experiencia de los videojuegos desde sus inicios. En los metaversos, esta interacción promete un nivel de inmersión y realismo sin precedentes.
Como apuntábamos más arriba, al principio eran entidades sencillas, regidas por guiones muy limitados. Un ejemplo lo tenemos en Pac-Man (1980) o Super Mario Bros. (1985). Aquí ya se presentaban personajes con patrones de movimiento definidos y básicos que contribuían a la jugabilidad y a la experiencia.
Después, en títulos como The Elder Scrolls: Arena (1994) se introdujeron ciclos diurnos y nocturnos, simulando una vida rudimentaria. Y Los Sims (2000) llevaron esta idea un poco más allá, permitiendo a los jugadores influir en las relaciones y comportamientos de personajes con necesidades y emociones simuladas.
Más allá de la técnica, la interacción con los NPC también tiene una dimensión social. Los usuarios buscan conectar emocionalmente con estos personajes, ya sea como aliados, enemigos o, simplemente, como parte de un mundo creíble.
La narrativa y el diseño de estos agentes juegan un papel crucial en este aspecto. En Final Fantasy VII (1997) o Mass Effect (2007) se logró crear personajes memorables con historias y personalidades complejas para la tecnología de la época.
Hoy, metaversos gamificados como Roblox, Fortnite y Minecraft han manifestado su intención de integrar la inteligencia artificial generativa en este tipo de recursos en el corto plazo, como ha dejado en evidencia el Proyecto Malmo de Microsoft.
La IA y su impulso para una mejor experiencia
Desde sus inicios, el aprendizaje automático permitía a los NPC aprender y adaptar su comportamiento a las acciones del jugador.
En juegos como Black & White (2001), los usuarios “educaban” a una criatura que aprendía de sus acciones. En F.E.A.R. (2005), los enemigos digitales flanqueaban al jugador y trabajar en equipo. De esta manera, se creaba una experiencia de combate más desafiante y realista.
Hoy en día, plataformas como AI Dungeon utilizan modelos de lenguaje como GPT-3 –el mismo ChatGPT que se usa habitualmente– para generar historias y diálogos de forma dinámica. Esto permite a los jugadores interactuar con NPC que pueden responder de forma coherente y creativa a una amplia gama de entradas. En Mount & Blade II: Bannerlord (2020), por ejemplo, pueden recordar interacciones pasadas y ajustar su comportamiento, creando una experiencia más personalizada.
El futuro de los NPC
La inteligencia artificial generativa permite a los NPC no solo responder a estímulos, sino generar contenido nuevo: diálogos, comportamientos e, incluso, objetivos, de forma autónoma.
Existen proyectos en ejecución como los citados Neo-NPC de NVIDIA, que combinan modelos de lenguaje, reconocimiento de voz y animación en tiempo real para crear personajes con los que se puede interactuar de forma natural, a través del lenguaje natural.
Estos Neo-NPC tienen la posibilidad de comprender el contexto de la conversación, recordar interacciones pasadas y expresar emociones. Así, pueden crear una experiencia de interacción mucho más profunda y humana. Esto los convierte en personajes verdaderamente dinámicos, con sus propias motivaciones y capacidad de adaptación. Pero también hace más difícil su diferenciación frente a un usuario humano.
Desafíos en su uso por menores
Por ello, precisamente, la implementación de IA generativa en NPC, especialmente cuando interactúan con niños, presenta varios desafíos.
En primer lugar, puede, en ocasiones, producir contenido inapropiado, violento, sesgado o falso. Controlar esto en tiempo real es extremadamente difícil y supone un riesgo para los usuarios jóvenes.
Otro escollo es que, al recopilar y utilizar datos de las conversaciones para mejorar las respuestas, el uso de la IA generativa plantea preocupaciones sobre la privacidad de los niños y el uso de su información en plataformas como Roblox o Minecraft.
Por otra parte, los NPC con IA podrían ser programados, intencional o accidentalmente, para manipular o persuadir a los usuarios. Por ejemplo, para que compren objetos virtuales o adopten ciertas opiniones o ideologías.
También pueden ser un riesgo para su desarrollo social y emocional. La interacción excesiva con NPC, en lugar de con personas reales, podría afectar negativamente el desarrollo social y emocional de los niños. Si se acostumbran a interactuar con IA que siempre es complaciente o predecible, podrían desarrollar expectativas poco realistas sobre las relaciones humanas.
Es crucial abordar los retos éticos y prácticos que plantea esta tecnología antes de su implementación generalizada. Especialmente, en un escenario de consumo donde los usuarios son cada vez más jóvenes (9,8 años de media, según el último informe sobre videojuegos y juventud de la fundación FAD Juventud).
Es necesario incidir en investigaciones exhaustivas, marcos normativos sólidos y un enfoque centrado en el usuario. De este modo se puede garantizar que los beneficios superen a los riesgos, especialmente cuando se trata de usuarios jóvenes.
La clave está en encontrar un equilibrio entre crear experiencias positivas y proteger la seguridad, privacidad y el bienestar del usuario. Y todo esto en un contexto donde no dejan de aparecer nuevos competidores en el mercado de la IA generativa.
Pavel Sidorenko Bautista, Profesor Titular de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja ; José María Herranz de la Casa, Profesor titular de Periodismo, Universidad de Castilla-La Mancha y María Abellán Hernández, Profesora especialista en cómic y contenidos digitales, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.