Alberto Nájera López, Universidad de Castilla-La Mancha
Primavera y verano son las estaciones del año que concentran un mayor número de fiestas populares, conciertos y festivales. Estos reúnen a miles o, en algunos casos, incluso a millones de personas en espacios y periodos de tiempo limitados. La Feria de Sevilla, las Fallas de Valencia, los Sanfermines y la Feria de Albacete, y también los grandes festivales de música como el Viña Rock en Villarrobledo y el Festival Internacional de Benicasim congregan a miles de personas. Todas ellas demandan cobertura móvil durante los eventos.
Para satisfacer al público, las compañías se ven obligadas a instalar numerosas antenas temporales de telefonía que garanticen un servicio de calidad en momentos con mucha demanda. Estas instalaciones van acompañadas de estudios exhaustivos y permisos que garantizan su seguridad. A pesar de su numerosa presencia, en algunos momentos los fallos de cobertura y comunicación son frecuentes y se multiplican las quejas entre los asistentes.
Estudiando la Feria de Albacete
¿La presencia de estas instalaciones incrementa la exposición personal de asistentes y trabajadores? Esta fue la pregunta que se hizo un equipo de investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha. Concretamente en Albacete, con su internacional feria en la cabeza.
Así, este mes de mayo, la revista científica Environmental Research publica los resultados de su estudio. En él evaluaron la exposición personal a campos electromagnéticos de radiofrecuencia procedente, no solo de las antenas de telefonía, sino también de los miles de terminales que acompañan a los visitantes.
Las mediciones se realizaron en la Feria de Albacete del año 2017, que congregó a más de 2,5 millones de personas. En algunos momentos se superaron los 50 000 visitantes por hora, y se rebasaron los 500 000 en un fin de semana.
Esta afluencia de personas, con sus respectivos teléfonos móviles, obliga a las compañías a instalar estas antenas temporales. Desplegaron siete mástiles en las inmediaciones del Recinto Ferial, cuyos haces se dirigían a tres zonas principales: el propio recinto, el paseo de acceso y los alrededores o Ejidos.
Se tomaron medidas en las tres zonas de una hora de duración en cada área: mañana, tarde y noche; entre semana, fin de semana y después de la Feria, una vez las antenas habían sido retiradas.
Los resultados muestran que los niveles de radiación durante la Feria duplican a los registrados una vez terminada. Estos niveles parecen elevados si los comparamos entre sí, pero en realidad no lo son. Si nos atenemos a los establecidos por la Comisión Internacional para la Protección ante Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP, por sus siglas en inglés) quedan entre 10 000 y 100 000 veces por debajo.
Nada alarmante
Por tanto, este elevado número de antenas no incrementa los niveles de exposición de manera alarmante. Lo que sí hacen es favorecer que más usuarios puedan acceder a los servicios de comunicaciones.
En definitiva, a la vista de que los valores más elevados registrados fueron durante el fin de semana y estos no alcanzaron ni el 0,004 % del valor límite, una vez más debemos trasladar un mensaje de tranquilidad. La seguridad está garantizada.
Alberto Nájera López, Profesor Contratado Doctor de Radiología y Medicina Física, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.