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Las candidatas a los Premios Goya muestran las diferentes formas de adaptar un guión

02/03/2025
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Las candidatas a los Premios Goya muestran las diferentes formas de adaptar un guión

02/03/2025

José Rovira-Collado, Universidad de Alicante; Ángela Martín Pérez, Universidad de Castilla-La Mancha; Jon Kortazar, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Mario de la Torre Espinosa, Universidad de Granada; Montse Mera Fernández, Universidad Complutense de Madrid y Paloma Rodriguez-Miñambres, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Con motivo de las candidaturas a los Premios Goya del cine español le hemos pedido a varios expertos que analicen las candidatas a Mejor Guion Adaptado, teniendo en cuenta la fuente original y el resultado cinematográfico. Esto es lo que nos han dicho.

Los destellos, con guion de Pilar Palomero

La película Los destellos, escrita y dirigida por Pilar Palomero, se basa en el relato “Un corazón demasiado grande”, de Eider Rodríguez, una de las voces más originales y consolidadas de la narrativa actual en lengua vasca.

No resulta usual encontrarse con un largometraje que toma como comienzo un relato. Por definición, los cuentos literarios mantienen un recorrido narrativo estructural breve y un final potente y sorpresivo. Por tanto, puede pensarse que ya la primera toma de decisión, llevar a un desarrollo amplio lo que era un chispazo proviene de una disposición consciente por una apuesta arriesgada.

Los cuentos literarios de Eider Rodríguez se distinguen por interesarse por un mundo subterráneo que recorre la vida de las mujeres en un entorno social poco amable. Sugiere, y esconde, los traumas a los que se ven abocados sus personajes y pone su atención en aquellas tareas que recaen casi exclusivamente en las mujeres.

De hecho, aunque en el texto de Rodríguez no se explica con claridad el motivo por el que la protagonista acepta la solicitud de su hija –cuidar a su exmarido en su enfermedad terminal–, queda al descubierto la lucha interna entre el rol de cuidadora asignado tradicionalmente a las mujeres y el deseo de independencia. Esa situación de ambivalencia le provoca ansiedad y desconcierto, lo que en la historia original se desplaza a la mascota del hombre, un perro, que sufre las consecuencias.

Así, el relato se convierte en el germen de una narración donde se desarrolla la incomodidad de una mujer por cuidar de un enfermo a las puertas de la muerte. Sin embargo, hay un momento en esa narración en que cuento y película se distancian. El relato no es una historia sobre los cuidados, sino sobre la tragedia y la frustración de una mujer que se ve obligada a atender a alguien a quien amó en un pasado lejano.

Relato y película son dos historias que parten de un punto común, pero que llegan a puntos distintos. Dos expresiones, dos sensibilidades excelentes sobre una tragedia íntima y personal.

Por Jon Kortazar y Paloma Rodriguez-Miñambres.

La casa, con guion de Álex Montoya y Joana M. Ortueta

Pensar en Paco Roca y los Goya evoca inmediatamente la importancia de los dos cabezones recibidos en 2012 por Arrugas, donde ya se confirmaron las posibilidades narrativas del cómic y la animación como medio adulto.

En 2025, la candidatura de La casa a Mejor Guion Adaptado y Actor de Reparto se convierten en otro ejercicio de memoria. Publicada en 2015, la novela gráfica en la que se basa la película ya recibió en 2020 un Eisner, “los Óscar del cómic”.

La adaptación al cine guionizada por Joana M. Ortueta y Álex Montoya, dirigida por este último, es otro excelente ejemplo de traslación de viñetas al cine. Y en este caso, con actores de acción real que hacen más cercano ese terrible momento de abandonar para siempre el hogar de la niñez.

La Academia de Cine ofrece el guion en la ficha de los premios de este año que permite analizar tres elementos en la comparación: el cómic original, el guion y la película. Al igual que en el relato, son las voces de tres hermanos, versiones del propio Roca, las que narran la historia ante la muerte de su padre y la inminente venta de la casa de campo familiar, verdadera protagonista del relato. La elección de intérpretes –alguno con recientes Goya–, la dirección y las interpretaciones son excelentes en una adaptación completamente fiel al original. Quizás el formato en cuadrado de las grabaciones antiguas que evocan recuerdos, el menor aprovechamiento de los silencios o el mayor protagonismo de las niñas sean las principales diferencias con otro cómic inolvidable de Paco Roca.

Por cierto, hay un cameo del propio Roca, quizás como guiño a las adaptaciones al cine de las obras de Marvel en las que aparecía su creador, Stan Lee. Y en una escena poscréditos se recrea el final original del cómic, algo que podrán comprobar quienes revisen ambas obras. Como se dice en cierto momento, “la decoración de la casa es un viaje en el tiempo”.

Por José Rovira-Collado.

Salve María, con guion de Mar Coll y Valentina Viso

El reciente triunfo de Salve María en los Premios Feroz a mejor película dramática confirma su capacidad para trasladar al cine la complejidad de la novela Las madres no, de Katixa Agirre. El cambio de título es ya revelador: la narradora anónima de la obra literaria se convierte en María, un nombre cargado de simbolismo. María no solo es “la madre de Eric”, sino también un eco de la Virgen, figura que encarna el imposible de la maternidad perfecta y virginal. Este gesto, tan sencillo como significativo, devuelve identidad a una mujer que lucha por encontrar su voz en el caos de criar y crear.

Tanto en la novela como en el guion, la insatisfacción femenina articula el relato. La narradora/María se debate entre el juicio social y sus deseos personales, mientras investiga el caso de Jade/Alicia, la infanticida que mató a sus gemelos. Alicia, madre ya sin hijos, pone en jaque los límites de lo que consideramos “una buena madre”. La maternidad se aborda desde sus aristas más incómodas: la pérdida de identidad, la violencia del parto, la existencia o ausencia del instinto maternal. En el cine, la adaptación conserva esta riqueza, aunque modifica su enfoque: Alicia, antes figura central, se diluye en el guion para potenciar el regreso de María a la creación artística.

La música seleccionada en Salve María –desde el rap crudo de Kendrick Lamar hasta la esperanza festiva de Celia Cruz– amplifica las emociones, mientras algunas citas literarias del libro resuenan reordenadas, construyendo un discurso nuevo pero fiel. Además, el guion añade a una madre chilena que, desde su vulnerabilidad, verbaliza frustraciones que otras silencian.

Tanto el libro como la película comparten un trasfondo común: la salud mental. María y Alicia, ambas quebradas por la maternidad, exponen la necesidad urgente de cuidados, vínculos sanos y una comunidad que actúe como tribu. En esta obra de relatos cruzados, lo personal y lo colectivo convergen, obligándonos a replantear los dogmas maternales y los límites de la creación.

Por Ángela Martín Pérez.

Soy Nevenka, con guion de Icíar Bollaín e Isa Campo

En una entrevista concedida durante la promoción de su película Soy Nevenka, Icíar Bollaín comentó que cuando el caso Nevenka se convirtió en noticia, y ella estaba rodando Te doy mis ojos, no le había prestado ninguna atención.

Tres años después, Juan José Millás publicó el libro Hay algo que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra la realidad y al leerlo quedó fascinada. Millás contaba la historia que había detrás de las noticias lanzadas por los medios de comunicación durante semanas, en un relato de no ficción que, por primera vez, hilaba los hechos, dibujaba los personajes y profundizaba en el caso para que los lectores entendieran qué había pasado. Según el autor, fue un libro “a contracorriente, desencajado respecto de su momento histórico”.

Entonces, pocos se habían tomado en serio la denuncia de la joven concejala de Ponferrada y la mayoría hacía bromas o comentarios perversos sobre el acoso, lo que convertía en víctima a quien había sido verdugo y en verdugo a quien seguía siendo víctima. Entonces, como Nevenka, Millás también fue valiente.

En el libro, el escritor no se mantiene al margen, sino que toma partido desde la primera línea: “Esta es la historia de una mujer sensata que, cuando se dio cuenta de que todo lo que le habían contado era mentira, fue al juzgado, denunció los hechos y lo puso todo patas arriba”. Está dentro del relato como personaje y como autor que opina y que, incluso a veces, se dirige al lector: “No había ninguna posibilidad de que ese hombre no acabara con ella en la cama. Eso lo sé yo, lo sabe usted, lector, y lo sabe cualquiera con dos dedos de frente”.

La película, aunque inspirada en la obra de Millás, ofrece un punto de vista menos personal, más “objetivo” y una mirada más enfocada hacia lo social y lo universal. Así, el caso trasciende a la protagonista y se presenta como un problema de la sociedad, interpelando al espectador.

Adaptar al cine una obra de no ficción como la de Millás, más cercana al periodismo que a la literatura, es adaptar la realidad misma. Lo dice Bollaín en una entrevista: “Cuando haces una historia real, no te puedes alejar mucho de ella”. Y lo predijo Virginia Woolf hace casi cien años: “El realizador cinematográfico conseguirá la exactitud de la realidad y su sorprendente capacidad de sugestión”.

La habitación de al lado, con guion de Pedro Almodóvar

El cine de Pedro Almodóvar se ha distinguido a lo largo de los años por su riqueza visual y una gran originalidad temática. Por ello sigue sorprendiendo entre ciertos sectores del público que acuda a obras literarias para escribir sus guiones. Esto se debe, sobre todo, al desconocimiento sobre los materiales de los que se nutre su filmografía, plena de elementos inspiradores de las artes visuales, la literatura, el teatro y, sobre todo, el cine. Todos medios artísticos son reelaborados de una manera auténticamente personal hasta llegar a lo almodovariano.

Es lo que sucede en la última película de Pedro Almodóvar, La habitación de al lado, adaptación de la novela de Sigrid Nunez Cuál es tu tormento. ¿Y por qué Almodóvar se ha vuelto a inspirar en una obra literaria ajena como ya hizo con La voz humana de Jean Cocteau, Tarántula de Thierry Jonquet o Carne trémula de Ruth Rendell?

Primero, la historia está protagonizada por mujeres –como gran parte del cine del manchego– que, en un momento crítico, despliegan su sororidad para enfrentarse al duro momento que atraviesa una de ellas, que tiene cáncer y quiere suicidarse. Y ahí está la segunda razón, que la historia presenta el tema de la muerte, de interés para el cineasta. Además, todo ello está libre de las tensiones habituales que han lastrado la representación en la ficción de las relaciones entre mujeres, haciéndolas competir o convirtiéndolas en fetiches lésbicos.

¿A qué asistimos entonces en la adaptación del director manchego? A la búsqueda de la comprensión de la condición humana a través de la solidaridad entre unas amigas dispuestas a llegar el límite para acabar con el sufrimiento. Almodóvar le da más voz al personaje de la enferma, a quien interpreta Tilda Swinton, remarcando el contenido político de la novela y cambiando el final para narrar con gran belleza plástica el sosiego que le da saber que su vida se acaba y que lo hace como ella quiere.

Por Mario de la Torre.The Conversation

José Rovira-Collado, Profesor Permanente Laboral Didáctica de la Lengua y la Literatura, Universidad de Alicante; Ángela Martín Pérez, Investigador María Zambrano. Literatura siglos XX y XXI., Universidad de Castilla-La Mancha; Jon Kortazar, Profesor de Literatura Vasca, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Mario de la Torre Espinosa, Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Universidad de Granada; Montse Mera Fernández, Profesora titular de Periodismo, Universidad Complutense de Madrid y Paloma Rodriguez-Miñambres, Profesora de Didáctica de la Lengua y la Literatura, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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