El sitio web de la UCLM utiliza cookies propias y de terceros con fines técnicos y de análisis, pero no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios. Sin embargo, puede haber enlaces a sitios web de terceros, con políticas de cookies distintas a la de la UCLM, que usted podrá aceptar o no cuando acceda a ellos.

Puede obtener más información en la Política de cookies. Aceptar

Doctrina Trump: proteccionismo a ultranza frente a sus enemigos comerciales y tecnológicos

13/02/2025
Share:  logotipo Twitter

Doctrina Trump: proteccionismo a ultranza frente a sus enemigos comerciales y tecnológicos

13/02/2025

Nuria Huete Alcocer, Universidad de Castilla-La Mancha; Isabel de Felipe Boente, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Julián Briz Escribano, Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y Miguel Ángel Valero Tévar, Universidad de Castilla-La Mancha

La apuesta por el libre comercio se basa en la ventaja competitiva que da a las naciones disponer de determinados recursos materiales y humanos escasos en otras. El intercambio de mercancías bajo el paraguas del libre comercio redunda en un beneficio global, pues propicia el crecimiento económico de los países, mejora la calidad de los bienes y diversifica la oferta.

A la doctrina del libre comercio que ha regido al comercio internacional en las últimas décadas se opone el proteccionismo, que busca favorecer a los productores nacionales de la competencia de los extranjeros.

Ante todo, proteccionismo

La campaña de Trump para obtener votos de los sectores automotriz y agrario estadounidenses se basó en un proteccionismo a ultranza –que podríamos llamar doctrina Trump– basado en la promesa de subida de aranceles a los productos de los países competidores.

La subida de aranceles para fomentar la producción nacional en sectores no competitivos choca con las reglas de la Organización Mundial de Comercio y las relaciones comerciales ya establecidas con países exportadores.

Por otra parte, quienes sufren silenciosamente las medidas proteccionistas de Trump son los consumidores estadounidenses, que tendrán que pagar precios más altos por productos importados que ahora son más baratos.

Ya se venía planteando la necesidad de reorganizar los flujos comerciales internacionales por la existencia de dumping ecológico, social o económico. Frente a la vulneración de las reglas de la competencia y la existencia de situaciones discriminatorias, grupos agrarios han exigido cláusulas espejo para que los productos importados cumplan la misma normativa que los nacionales. Pero todas estas propuestas se han hecho dentro de un marco negociador y no de forma disruptiva y unilateral, como lo hace la doctrina Trump.

Subidas arancelarias

De forma concreta, EE. UU. ha formalizado un arancel del 25 % sobre el acero y aluminio proveniente de otros países que entrará en vigor el próximo 4 de marzo. Esto afecta al sector industrial español, que exporta aluminio por 500 millones al mercado estadounidense.

Todavía no hay detalle de qué productos agroalimentarios españoles (vinos, aceites, cárnicos y lácteos, entre otros) puedan verse afectados y en qué medida por la doctrina Trump. También los países latinoamericanos están en situación de riesgo: en 2021, el 86 % de sus exportaciones agroalimentarias se destinaban a tres regiones, EE. UU. (23 %), UE (18 %) y China (13 %). La UE y los países latinoamericanos pertenecientes a Mercosur tienen la ventaja de haber firmado, en diciembre de 2024, un acuerdo que les va a permitir afianzar sus relaciones comerciales y quizás con ello compensar las pérdidas en el mercado estadounidense.

Ante estos ataques arancelarios, los países han reaccionado intentando llegar a acuerdos entre los países afectados. La Unión Europea y Canadá se han reunido para diseñar una estrategia conjunta ante la doctrina Trump y China plantea también reorganizar sus flujos comerciales, lo que puede ser un cierto alivio para sus exportaciones.

No obstante, el perjuicio que provocan los aranceles es global y no afecta solo a los países exportadores. En Estados Unidos habrá impactos negativos para los consumidores y usuarios en forma de encarecimiento e incluso escasez y desaparición de algunos productos importados.

Relaciones comerciales Estados Unidos-Europa

No hay un acuerdo de libre comercio entre Europa y Estados Unidos, aunque sí se intentó establecer, sin éxito, la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Transatlantic Trade and Investment Partnership, TTIP). En cambio, hay avances de armonización en regulaciones de seguridad alimentaria, normas de calidad y privacidad de datos.

No obstante, Trump acusa a Europa de “tratar muy mal a Estados Unidos” y ha avisado de que deben equilibrar los “350 000 millones de dólares” de déficit de su balanza comercial.

En Europa, los sectores más expuestos a la amenaza proteccionista estadounidense son el aeronáutico, el automotriz y el agroalimentario. Y los países con mayor riesgo, Alemania (automotriz), Francia (aeronáutico), Países Bajos (petroquímico), Italia (farmacéutico), Irlanda (tecnológicas) y España (agroalimentario), al tener las economías más abiertas al comercio exterior.

Por su parte, Estados Unidos exporta a Europa productos de alta tecnología, maquinaria, químicos y agrarios (maíz, soja, carne). En el sector digital, las grandes empresas norteamericanas (Amazon, Google, Apple, Meta) están bien posicionadas en el Viejo Continente, incluso con abusos de posición dominante que la UE ha intentado corregir mediante multas a las empresas y cambios legislativos.

Las exportaciones españolas a Estados Unidos se centran en automóviles, maquinaria y productos farmacéuticos y agroalimentarios (vinos, aceites, carnes, lácteos y productos hortofrutícolas). Las importaciones estadounidenses al mercado español son, esencialmente, maquinaria y productos electrónicos, farmacéuticos, financieros y agrícolas.

EE. UU. ha invertido en España en los sectores automotriz, tecnológico, energía, de distribución y de financiación. España, a su vez, está presente en el mercado norteamericano en el sector de distribución (Inditex, Mango), energías renovables (Iberdrola, Acciona, Naturgy), comunicaciones e infraestructura (Ferrovial, ACS, Sacyr).

La batalla tecnológica

En el horizonte se vislumbra una alta competencia en el desarrollo de viajes espaciales, tecnología militar e inteligencia artificial integrada. En el escenario geopolítico, la cooperación al desarrollo, los conflictos bélicos, el cambio climático y la sostenibilidad medioambiental son cuestiones a considerar.

Acabamos de ver cómo las restricciones en el abastecimiento de microprocesadores estimularon la creatividad china en el área tecnológica. China recibió el nuevo año con DeepSeek, su modelo propio de IA –con prestaciones similares a las de ChatGPT y costes notoriamente inferiores–, que ha convulsionado el sector tecnológico estadounidense y ha provocado un cataclismo bursátil.

Mientras, la UE intenta ahora sacudirse el papel de espectadora en el desarrollo de estas nuevas tecnologías y acaba de anunciar que va a invertir 200 000 millones de euros en el desarrollo de la IA europea. No hay que olvidar que Europa ha sido pionera en sus aspectos legislativos, con la ley sobre inteligencia artificial aprobada en su Parlamento a finales de 2023.

Perspectivas y soluciones

El impacto de las guerras comerciales depende, por una parte, de las medidas impuestas (arancelarias, fiscales o regulatorias) y del volumen de flujos comerciales existentes. Pero también influyen las características de las regiones, los sectores económicos y los grupos sociales afectados.

En el tiempo de descuento para el inicio de la aplicación de los nuevos aranceles, Estados Unidos llegó a un principio de acuerdo con México y Canadá, dándose una pausa de un mes antes de aplicar los aranceles anunciados. En el caso de China, su respuesta a la amenaza estadounidense fue anunciar que aplicaría subidas arancelarias similares a los productos estadounidenses.

Entre los países europeos hay jugadas estratégicas diferenciadas ante la doctrina Trump. Las posiciones de los ejes París-Berlín –dispuesto a responder a las amenazas arancelarias de EE. UU.– y Roma-Budapest son opuestas. Habrá que ver si la primera ministra italiana Giorgia Meloni, quien estuvo presente en la toma de posesión de Trump del pasado 20 de enero, puede jugar el papel de intermediaria entre la UE y EE. UU. o si se limitará a buscar una posición ventajosa para Italia.

Volatilidad, incertidumbre, fluctuaciones

Una guerra comercial afecta a las inversiones extranjeras y provoca volatilidad en los mercados financieros por la incertidumbre que genera. Además, reduce los intercambios comerciales (importaciones-exportaciones) y provoca fluctuaciones en los mercados de divisas. El dilema “reestructuración o rechazo” provocado por la doctrina Trump contempla las opciones de reajustar el orden existente o entrar a competir.

De momento están las espadas en alto y The Wall Street Journal, uno de los grandes medios estadounidenses, habla de una guerra comercial “absurda”, “innecesaria” y “estúpida”.

Lo cierto es que se ha creado un ambiente de inseguridad internacional en las inversiones futuras y las bolsas de valores han sufrido pérdidas. Mientras, los países amenazados afirman que se harán respetar aplicando contramedidas, a lo que Trump responde que subirá más los aranceles.The Conversation

Nuria Huete Alcocer, Profesora Contratada Doctora, Universidad de Castilla-La Mancha; Isabel de Felipe Boente, Profesora jubilada de Economía y Desarrollo, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Julián Briz Escribano, Catedrático emérito, Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y Miguel Ángel Valero Tévar, Profesor Titular de Universidad, Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Volver