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Por qué el cielo de Los Ángeles se tiñe de negro por el humo, pero también de color rosa

21/01/2025
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Por qué el cielo de Los Ángeles se tiñe de negro por el humo, pero también de color rosa

21/01/2025

Diana Rodríguez Rodríguez, Universidad de Castilla-La Mancha y Beatriz Pérez Ramos, Universidad de Castilla-La Mancha

Los Ángeles (California, EE. UU.) está viviendo una tragedia sin precedentes debido a una serie de incendios forestales que se han propagado rápidamente desde el martes 7 de enero. Las llamas, avivadas por fuertes vientos y condiciones extremadamente secas, han dejado muertos, heridos, evacuados y una gran destrucción en la zona.

El fuego necesita la presencia de tres elementos fundamentales para que se inicie y se propague: combustible, oxígeno y una fuente de ignición (calor). Esto se conoce como el triángulo del fuego.

El prolongado periodo de sequía que ha azotado el sur de California ha dejado una vegetación muy seca que, junto con el fuerte viento seco de Santa Ana, han propiciado las condiciones ideales para los incendios. Este viento ha alcanzado velocidades de hasta 100 km/h, transportando combustibles ardiendo a grandes distancias, lo que propicia la aparición de nuevos focos. Además, el viento está complicando las labores de contención y dificultando las operaciones de extinción.

La contaminación que causan los incendios

Una de las consecuencias de los incendios es la alteración de la calidad del aire debido a la emisión de gases y material particulado. Los Ángeles ya es famosa por su mala calidad del aire, pero los incendios que asolan la zona están generando columnas de humo que lo empeoran aún más.

Imagen capturada por el satélite Copernicus Sentinel-3 el 9 de enero de 2025 que muestra el incendio de Palisades en la parte inferior izquierda y el incendio de Eaton en la parte superior derecha, con humo que llega a la isla Catalina. ESA, CC BY-SA

Prever cuándo se podrán contener los incendios es prácticamente imposible, ya que depende de muchos factores, entre ellos que amaine el viento o que llueva. Mientras, los equipos de extinción de incendios intentan apagar las llamas y contenerlas privándolas de uno o varios de los elementos fundamentales del triángulo del fuego.

Estrategias para apagar el fuego

Para combatir los incendios es posible utilizar, principalmente, dos elementos: agua y retardantes de llama.

1. Emplear agua como agente extintor

El agua es el agente de extinción de incendios más utilizado por sus características térmicas. Extrae el calor directamente de las llamas o de la superficie del combustible. El cambio de fase de agua líquida a vapor de agua es particularmente eficaz para extraer energía térmica.

Además, la producción de grandes cantidades de vapor de agua contribuye aún más a la extinción del incendio al reducir la concentración de oxígeno de la atmósfera circundante y, por tanto, atacando a dos de los vértices del triángulo del fuego.

Pero los bomberos de Los Ángeles se enfrentan a un grave obstáculo: la escasez de agua para sofocar los incendios debido a la sequía. Entonces ¿por qué no usar el agua del mar? Las imágenes por satélite de los incendios muestran que los focos están cerca del océano Pacífico.

Técnicamente no hay diferencia en la forma en que el agua salada del mar o el agua dulce apagan un incendio, pero el agua de mar tiene propiedades que la hacen menos viable en estos casos. El agua de mar es una disolución homogénea compuesta por agua (96,5 %) y sales disueltas (3,5 %). Uno de los problemas de su uso es la corrosión causada por la sal. Esta puede dañar los sistemas contraincendios y tener implicaciones negativas en la química del suelo después del incendio.

2. Usar retardantes del fuego

Un retardante no es un agente extintor como el agua, es decir, no se arroja directamente sobre el incendio, se lanza justo fuera de él para crear un perímetro de contención y evitar que las llamas se extiendan. Puede retardar significativamente el avance del frente de fuego hasta 18 horas.

El retardante empleado en California se llama Phos-Chek. Es un compuesto químico formado principalmente por sales como el sulfato de amonio y el fosfato de amonio, además de espesantes, anticorrosivos y un tinte de color rosa. ¿Y por qué darle color? Este color tan llamativo es útil para los servicios de emergencia, ya que es una ayuda visual para los pilotos y para los bomberos en sus trabajos de contención, y se desvanece lentamente después de la exposición a la luz solar.

Es importante recalcar que en la composición de este retardante hay anticorrosivos porque las sales podrían causar el mismo daño que la sal del mar.

Una vez que el sulfato y el fosfato de amonio (sales) se calientan, se convierten en ácido sulfúrico y ácido fosfórico y liberan gases como dióxido de azufre, amoníaco y óxidos de nitrógeno. Esta reacción suprime la combustión y ralentiza la propagación del fuego, enfriando y recubriendo los combustibles y agotando el oxígeno.

El Phos-Check ha sido clave en la contención de incendios en todo el mundo, pero su impacto ambiental sigue generando controversia por los efectos negativos sobre el medio ambiente.

Efectos secundarios de los retardantes

Se ha demostrado que el uso de retardantes es eficaz para reducir la intensidad y la propagación de los incendios forestales, pero existen algunas preocupaciones ambientales sobre su impacto a largo plazo.

Los retardantes como el Phos-Check tienen efectos mínimos en la salud humana, tales como irritación de la piel y los ojos. Sin embargo, pueden tener importantes impactos ambientales en la calidad del agua y en los ecosistemas acuáticos, en los que pueden fomentar la eutrofización –exceso de nutrientes en el agua– y afectar, como se ha demostrado en diferentes estudios, a organismos como el salmón, la trucha y las ranas.

Por lo tanto, es necesario comprender mejor los efectos de la aplicación de estos compuestos sobre los ecosistemas y las especies, tanto acuáticas como terrestres. Por el momento, los investigadores continúan trabajando en retardantes alternativos y más ecológicos que podrían proporcionar el mismo nivel de protección sin las consecuencias ambientales negativas.The Conversation

Diana Rodríguez Rodríguez, Profesora Titular de Universidad, Universidad de Castilla-La Mancha y Beatriz Pérez Ramos, Profesora Titular de Universidad, Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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